Todo el mundo sabe lo que es una etiqueta, vamos al supermercado y todo este etiquetado, a una zapatería etc.… Pero quien etiqueta el dolor del alma, del corazón de la cabeza parece que no tiene nada que ver entre sí, pero, si la sociedad está muy mal acostumbrada a etiquetar a las personas, solo por su forma de actuar de pensar e incluso de mirar.
Pero qué pasa cuando la etiqueta que nos ponen nos hace daño y no podemos resolverlo porque la otra persona no te conoce o no te quiere escucharte. Ay es cuando viene el problema, nadie más que tú sabes por lo que estas pasando cuando tú sientes que te etiquetan, solo por no estar en sus parámetros de tu inteligencia a veces de dudoso criterio.
Cuando tu no actúas como los demás quieren o se piensan que tienes que hacer en ese momento. Y no se dan cuenta del daño que producen no les importa lo que tu sientas. Y lo que tú corazón y tú alma sientan que casi siempre van de la mano. En cambio, en caso de tu cabeza no es lo mismo, quien no se ha visto en la encrucijada de poner de acuerdo a la cabeza y al corazón pocas veces se ponen en el mismo sentido. Aunque te tires horas y horas intentarlo hasta que llegas a un deterioro físico y psíquico que te deja por los suelos.
Y todo porque ya te han etiquetado, que si no piensas como esa persona ya eres rarito, o que no sabes de que estas hablando. Es como meterse en un túnel a oscuras y con una sola cerilla, que solo tienes una oportunidad de usar para dar luz a tu corazón metido entre penumbras, que no te atreves a encender por miedo a mal gasta la única oportunidad de escapar de esas clases de personas de las cuales no puedes ver por qué hasta tú propia sobra te abandona cuando estas a oscuras. Que sabes que esa cerilla tarde o temprano, tendrás que usar como el último cartucho en tu escopeta. Es fácil que te etiqueten sin ser conscientes, que no eres como una mandarina que pueden desgranar gajo a gajo hasta el final de dicha mandarina, cuyo gajo te puede explotar en la boca, entonces es cuando esa persona que tanto te etiqueta se da cuenta de sus propios prejuicios que tiene sobre ti.
Es una lástima que la sociedad se detenga un segundo en sus vidas para saber de qué están hablando, porque hay mucha gente en esta vida que se creen, médicos, taxista, psiquiatras, y un sinfín de profesiones. Pero cuando se dan cuenta de su tremendo error ya no hay marcha atrás, ya eres un saco de escombros para echar a la basura, y te toca hacer lo que te han enseñado en esta existencia a levantarte y seguir para adelante.
Vas con el depósito prácticamente seco en esta carretera que llaman vida. Solo tú y nadie más que tú sabe las cicatrices que te ha dejado la vida a causa de las dichosas etiquetas como si fueras un producto de cualquier tienda como si tu opinión no valiese la pena porque ya estas descatalogado, como una pila que reciclar, como una vieja batería de un móvil que ya no sirve y la tiran a la basura, contaminado todo lo que toca a su paso.
La sociedad nos enseña desde pequeños que todo tiene su etiqueta y su precio. Pero quien le puede poner precio al alma, al corazón, a tu cabeza, cosa que, por otra parte, aunque va por separado pero la gente se piensa que todo es un pack que viene todo junto, y es por ello que siempre terminan por arruinarte la vida si bajas, tus defensas, defensas que están ay siempre este ay de forma perpetua para intentar que el destrozo sea lo más liviano posible. Es muy cansado tener siempre todos tus soldados dispuestos a luchar y morir en caso que sea necesario que tengas que estar alerta día y noche y que el único descaso es cuando la suave mano de Morfeo toca tu cabeza y todo tu ejercito es cuando tienen tres o cuatro horas de descanso.
Porque si duermes mucho ya tienes etiqueta puesta eres un dormilón o un vago sin duermes poco es porque piensan que no tienes la conciencia tranquila y a veces puede que efímeramente sea cierto, y no se detienen en profundizar en cuales son tú motivos de que parte o gran parte de tu cabeza esté funcionando las 24 horas del día.
Y es que no tienen ni una gota de empatía, es fácil juzgar a una persona que no piensa igual que tú, es más fácil intentar echar a esa persona por tierra y si pueden te rematan pisoteando lo que queda de ti, y tú dices que se le va hacer te vuelves a levantar. ¿Y sabes por qué nos levantamos? porque no somos etiquetas “SOMO PERSONAS”. Señoras y señoras.
Nos podéis etiquetar, juzgar, crucificar, podéis hasta cavar nuestra propia fosa, pero te aseguro que si nos metes en la fosa saldremos de ella, como sea da igual lo profunda que sea.
Que subiremos poco a poco cueste lo que cueste y solo para que para demostrarte que no estás en un supermercado si no en una sociedad en la que todo el mundo no piensa como tú y aunque mi sangre hierva como un la lava de un volcán somos más fuerte las ganas de demostrar a esta sociedad, corrupta de moral y de juicio predeterminados como si fueran un app que viene de serie en cualquier teléfono inteligente, que ya sé por qué son inteligente, y para que no haya tanto cafre en el mundo por eso se inventó el corrector, para toda aquella gente que se piensa superior a ti se den cuenta de lo mediocres que son.
Ya sabéis que somos “SERES VIVOS”, Pensemos igual que tú o distinto a ti por mucho que te pueda doler fruto de tú PROPIA IGNORANCIA”
Coyote