El viernes pasado nos visitó La Gran Escuela de Magia de Ana Tamariz. Un espectáculo genial que pudimos disfrutar en el Centro de Día. Todo un llenazo y un montón de bromas, carcajadas, aplausos y miradas sorprendidas ante unas cartas viajeras, chinas gigantes en el zapato o pañuelos que cambiaban de color...
Ojalá yo supiera hacer magia... para multiplicar las camas de los albergues... para convertir la espera de meses en algo inmediato... tener una varita mágica con la que transformar el dolor y la rabia en serenidad para poder afrontar las cosas... hacer desaparecer desigualdades... y poder imaginar que hay un mundo más justo y se cumpla.
Mientras tanto, me quedo con las sonrisas y con el rato tan mágico que compartimos.
Gracias a esos magos que fueron los mejores magos sin ser conscientes. Hicieron esfumarse durante un rato cientos de problemas. Ese fue el mejor truco de la tarde.
PERO DE DÓNDE SE SACÓ EL HUEVOOOOO??!!!!! jajajaja