Una vez más la clase política nos lanza las urnas a la
cabeza para encubrir su incompetencia, los medios organizan debates en los que
la representación de las fuerzas políticas es insultantemente masculina, no hay
partido político cuya máxima representante sea una mujer, no obstante, excepto
la formación que agrupa a los primates, todos los partidos vociferan su
adhesión al feminismo,
La derecha trifálica – gracias por ese lapsus señora
Delgado – derrocha testosterona ante miles de micrófonos pero sería ingenuo
concluir que la imbecilidad masculina es patrimonio de los fascistas; ocho
siglos de cultura Al Andalus mas cuarenta años de la culona unitesticular
permanecen en el catálogo de bacterias que acosan a esta sociedad,
La ambición es el común denominador de las cabezas
visibles del discurso político, en lo personal dan pena y vergüenza ajena pero
en el ejercicio de lo social se tornan peligrosos e insalubres, aun así
millones los votan, que pasaría con los políticos si en unas elecciones solo
participara un diminuto porcentaje de la población, eso invalidaría todo acceso
al poder, sería entonces necesario buscar nuevas formas de gestionar y
legislar, pero evidentemente no estamos ahí, estamos en la vulgaridad, en el
delito, en la carencia total de ética y en el abuso del poder, la omerta, y lo
más siniestro de todo ello es que todos lo sabemos,
Volviendo a la falocracia, decía Lacan que el falo es
algo que nos es dado por el otro, por el deseo que produce el otro, me pregunto
qué patología atribuiría a estos que van por nuestras vidas ocultando tras su
ambición su disfunción,
Por ultimo un deseo, que este 8 de marzo el pisotón
sea histórico para que el poder
testicular deje de agitar sus genitales en público,