Estos centros de juego están totalmente planificados para atrapar al jugador, en una telaraña de la que es imposible salir si no busca ayuda profesional (psicólogos y trabajadores sociales,terapeutas) también hay centros de terapia grupal como JUGADORES ANÓNIMOS que le permiten al enfermo, participar de forma totalmente gratuita y donde con otros adictos se realizan catarsis (purga o limpieza) basadas en un programa de doce pasos de contenido espiritual no religioso que le permiten al enfermo identificar su dolencia al escuchar a otros adictos que hablan de los mismos síntomas que el padece. Estas terapias le dan la oportunidad de conocerse y de afrontar el problema desde una óptica humana y social;combatiendo el estigma que conlleva la enfermedad a nivel familiar e interpersonal, donde es tratado como un vicioso, vago, y degenerado , no como un enfermo que es lo que es.
Las luces, la música, los colores y la ubicación de las maquinitas, la atención personalizada, el regalo de comidas y bebidas, están perfectamente diseñados para que el cliente antiguo no se vaya y captar nuevos jugadores, la existencia de cajeros electrónicos dentro de estos antros le permiten al jugador acceder a dinero sin tener que salir a la calle con el consiguiente perjuicio de poder seguir jugando sin tregua ni descanso.
Se tendría que congelar la concesión de licencias para la apertura de nuevos centros,retirar los cajeros electrónico e ir buscando soluciones a corto plazo,como intentar regularizar el juego,y aumentar los impuestos.