Estamos al
borde del año 21, transitando el siglo con el mismo número, y sin embargo las
semejanzas con épocas medievales son insultantemente manifiestas; en aquellas
épocas un siervo era condenado a muerte por matar un venado sin el permiso del
rey, aunque fuese para alimentar a su familia, en cambio hace no mucho hubo
quien mataba algún elefante para soportar el aburrimiento que le acosaba entre
chupito y chupito, estas aberraciones a las que asistimos con tanta permisividad
son los vectores que intoxican nuestra sociedad y la convierten en algo
peligrosamente similar a lo que acontecía siglos atrás,
Vivimos en una
sociedad en la que el sometimiento es ley, una sociedad mutilada psíquicamente por
la genuflexión ante la supervivencia,
salarios indignos, legislación laboral a gusto del capital, múltiples insultos
a la condición femenina, derechos humanos violados a diario, indefensión ante
la crueldad del poder económico cuya máxima diversión es someter al poder
político así como al poder judicial, la perversa dialéctica de las diferentes
fuerzas políticas para construir día tras día un nuevo capítulo de juego de
tronos,
Porque les
importaría, a esos que llamamos las autoridades, un desahucio, o cientos de desahucios,
porque les importaría la mutilación mental que produce en la infancia una mísera
alimentación, porque les importaría la alienación que produce no poder acceder
a lo mínimo de tus necesidades porque tu salario denigra tu condición, porque
habría de importarles que aspires a tener una vida digna y un techo con todo lo
que se necesita tener bajo un techo para que tu vida sea una vida digna, porque
habrían de considerar que tienes derecho a gozar de una salud mental que te
enriquezca en lo social, porque deberían considerar que la cultura y la
educación son la base del capital humanitario,
Evidentemente
todas estas preguntas no forman parte de las preocupaciones cotidianas de
aquellas y aquellos cuya función es administrar lo social desde una enfermiza carencia ética, ya que
solo les atrae observar su narcisismo ególatra, un ejemplo mayúsculo de esta
patología que hemos podido observar estos días es la inauguración de un
hospital para encubrir la anorgasmia de su principal protagonista,
Esta es la
miseria de los opulentos que con la máxima impudicia arrojan a la calle a miles
de personas cuando sanidad recomienda quedarse en casa, trasgredir sus propias
leyes muestra a las claras su irresponsabilidad mental, y su profunda
miserabilidad,
Es
absolutamente necesario que dejemos de comportarnos como siervos del medioevo
para poner en el sitio que se merecen a los criminales,
Durruti