La falocracia nacional, en su totalidad, ha exhibido una vez más ante la aberración cromosómica de apellido borbón su ineptitud para cumplir con las tareas por las que se le paga, goza de unos privilegios reservados a la aristocracia que representa, constituida en una estafa política que se llama monarquía parlamentaria,
Esta fórmula es una burla en si misma cuando pretende llamarse democracia ya que en realidad es un aborto del franquismo; el discurso político cuyo sostén vertebral es el nacionalismo muestra una vez más unos valores anacrónicos, la ambición por el poder es evidentemente obscena y se filtra en el discurso de cada formación a través de la teatralización de los líderes partidarios,
El discurso político es insultante para la inteligencia ciudadana, consumiendo a granel eufemismos vacíos de contenido real, lo cual constituye no solo una mentira sino además una burla; la primer pregunta que habría que formular a sus “señorías” podría ser: porque ninguna mujer lidera un partido político de los presentes en las urnas……., quizás porque esta cultura sigue patológicamente ligada a aquellos 800 años de ocupación en los que lo masculino lo era todo, y si no observemos un poco más de cerca los rasgos clínicos de los asesinos machistas,
Quizás algún día la política adquiera carácter de realidad y se diluya al fin esa tendencia a ejercerla cual proxenetismo,
Decía un poeta del mayo 68: el desorden es el orden menos el poder,
Durruti
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