23 de diciembre de 2019

Qué bonita la vida



Qué bonita la vida cuando sientes esa paz tan deseada, cuando no tienes preocupaciones que no puedas solucionar. Cuando ves a una pareja besándose a la luz de una farola, cuando ves que la vida te da lo que tú estas buscando. 

Nada más que tú, la naturaleza tuya propia. Siendo esa persona que siempre quisiste ser y quien sabe algún día. Con tus defectos y tus virtudes, cuando crees que puedes volar sobre las montañas. 

Cuando te sientes libre como un pájaro que vuela hacia su nido a cuidar de sus polluelos, ves a las personas de otra forma y no te amargas porque esa persona no eres tú, que cuando se dibuja una sonrisa en tu cara. Cuando no tienes que estar constantemente mostrando una cara que en realidad no tienes esa mascara que te salva de las preguntas indiscretas de la gente. 

Solo quiero ser yo y ser feliz de como soy ahora y de como seré, espero, en un futuro no muy lejano. Me gusta ver que nada ni nadie te puede echar un día por tierra. En fin, una persona en todos los sentidos de la palabra y no ser un ser amargado, un cascarrabias que está en la puerta de su casa criticando a los que no piensan como él.

Ser lo más feliz que pueda. Porque en fin, no nos engañemos, todos queremos ser felices y ser aceptados por esta sociedad cada vez más exigente. 

Estamos de acuerdo que no existe la felicidad plena, pero me gustaría acercarme un poco a eso que llaman felicidad y que un día sentí que recorría todo mi ser, que un diagnostico no cubra mi vida por completo, además no la llevamos tatuada en la frente, pero sí en el corazón. Y es ahí donde es más difícil de borrar, pero esperas que tu lucha algún día gane las batallas y por fin la guerra. Y aunque no seas tú al cien por cien lo puedas ser a un ochenta por cierto. 

Felicidad, nueve letras que mueven montañas y hasta te hacen recorrer desiertos sin apenas agua.

Coyote

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