El Manzanares a su paso por Madrid. Foto tomada desde el Teleférico. |
Nuestras vidas son
los ríos
que van a dar en la
mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos
caudales,
allí los otros
medianos
y más chicos;
allegados, son
iguales
los que viven por sus
manos
y los ricos.
Jorge Manrique
(1440-1479)
Coplas por la muerte
de su padre – Copla III
Salvemos nuestros ríos
Cada año, el último domingo de Septiembre, se celebra el Día Mundial de los Ríos. Un día para concienciar a la gente de la presión a la cual están sometidas muchos de los ríos del mundo debido al cambio climático, el desarrollo industrial y la consiguiente contaminación de sus aguas. Todo esto, afecta al planeta y a las personas mucho más de lo que nos podemos imaginar, de modo que sería muy beneficioso para la conservación de la vida en la Tierra tal y como la conocemos, que nos concienciáramos todos y cada uno de nosotros, y comprendiéramos que los ríos son fuente de vida, que si seguimos al mismo ritmo de contaminación, vertidos ilegales y sobreexplotación de los recursos acuíferos, las futuras generaciones se encontraran con un legado difícil de solucionar. Se trata, simplemente, de una reflexión que debemos hacernos todos, porque a todos nos gusta ver y disfrutar de nuestros ríos limpios, con vida, con su fauna y su flora. Los ríos no solo nos ofrecen diversión, son algo más, son las venas de la tierra, y a través, de ellas se transmite vida, de manera que si no están limpias y sanas, si están contaminadas, la naturaleza y nosotros mismos lo sufriremos, tal vez no hoy ni mañana, pero si en un futuro que cada vez se adivina más cercano.
Cada año, el último domingo de Septiembre, se celebra el Día Mundial de los Ríos. Un día para concienciar a la gente de la presión a la cual están sometidas muchos de los ríos del mundo debido al cambio climático, el desarrollo industrial y la consiguiente contaminación de sus aguas. Todo esto, afecta al planeta y a las personas mucho más de lo que nos podemos imaginar, de modo que sería muy beneficioso para la conservación de la vida en la Tierra tal y como la conocemos, que nos concienciáramos todos y cada uno de nosotros, y comprendiéramos que los ríos son fuente de vida, que si seguimos al mismo ritmo de contaminación, vertidos ilegales y sobreexplotación de los recursos acuíferos, las futuras generaciones se encontraran con un legado difícil de solucionar. Se trata, simplemente, de una reflexión que debemos hacernos todos, porque a todos nos gusta ver y disfrutar de nuestros ríos limpios, con vida, con su fauna y su flora. Los ríos no solo nos ofrecen diversión, son algo más, son las venas de la tierra, y a través, de ellas se transmite vida, de manera que si no están limpias y sanas, si están contaminadas, la naturaleza y nosotros mismos lo sufriremos, tal vez no hoy ni mañana, pero si en un futuro que cada vez se adivina más cercano.
La pérdida de los valores medioambientales de
los ríos supone una gran pérdida de nuestro patrimonio natural. Supone, además,
la alteración de una parte importante de las fuentes de agua que abastecen los
campos, pueblos y ciudades y la alteración de otros muchos recursos ligados a
su buen estado, como la agricultura, ciertas actividades industriales y también,
por que no, las actividades deportivas y de ocio y turismo. Con la alteración y la perdida de estos valores,
se altera también el papel de los ríos en el
control de las inundaciones y las sequías, su importancia como reservas hidráulicas
para el ser humano, así como su muy importante papel en la buena conservación
de playas, deltas, humedales y marismas. Tengamos en cuenta que más de la mitad
de los ríos del mundo tienen sus caudales bajo mínimos, secándose durante gran
parte del año o están contaminados, y aproximadamente la mitad de ellos están altamente contaminados.
La historia de la vida en nuestro planeta
está íntimamente ligada al agua. Fue en el agua donde comenzó la la vida y este
fenómeno sólo ha sido posible porque el agua es el principal componente de los
seres vivos, representando entre el 50 y el 90% de su peso. El agua es, por
tanto, una necesidad vital para todos los organismos sea cual fuese su modo de
vida. El 94% del agua mundial se encuentra en los mares y océanos y tan sólo el
6% es agua dulce. Pero este 6% tiene una gran importancia, ya que los ríos se
encargan de canalizar todo el agua que se va depositando por precipitación en
sus cuencas. En la montaña nacen pequeños manantiales que, ayudados por los
accidentes del terreno, discurren alegremente creando torrentes impetuosos, así
nace un pequeño arroyo que, poco a poco se ira convirtiendo en río. En la cabecera
del río la pendiente por la que discurre el cauce del todavía arroyo, suele ser fuerte y el agua se ve obligada a desplazarse a gran
velocidad. Esta elevada velocidad de la corriente, obliga a las plantas y
animales a adaptarse a estas condiciones rigurosas. Son zonas de erosión y
recogida de materiales procedentes de las laderas que son transportados aguas
abajo. Al suavizarse el relieve del paisaje, el río también se calma y alcanza las tierras bajas, las llanuras donde su curso adquiere un ritmo más lento,
tranquilo y sosegado, formándose amplios meandros que serpentean por la ancha
vega en un afán de llegar a todos los rincones posibles. Las aguas del río pierden
fuerza y van depositando los sedimentos que ayudaran al nacimiento y
conservación de una exuberante vegetación con sauces, alisos, chopos, fresnos,
olmos y robles entre otras muchas especies. Cuando finalmente, nuestro río llegue
al mar, el agua dulce y el agua salada se mezclaran al compás de las mareas. Es
en este proceso, cuando se deposita una gran cantidad de sedimentos de pequeño
tamaño, que convierten estas zonas en espacios de gran riqueza medioambiental, dándose en ellas grandes concentraciones de aves dependientes en gran medida para su subsistencia del agua, como patos, garzas,
cormoranes, flamencos, grullas, etc.
Nuestros ríos son ecosistemas frágiles y por
ello son numerosas las causas que pueden destruir su equilibrio. Los ríos están muy expuestos a la contaminación ejercida por la mano del ser humano. Durante su
recorrido reciben vertidos industriales, residuos urbanos y productos de
origen agrícola. Los vertidos agrícolas arrastran los abonos y pesticidas de
los cultivos y de este modo, se enriquecen en nutrientes que servirán de
alimento a algas y bacterias, provocando un excesivo crecimiento de éstas y la asfixia de otras especies vegetales. Los
vertidos procedentes de los núcleos urbanos, están constituidos básicamente por
materia orgánica y por residuos de detergentes. La instalación de depuradoras es
fundamental para reducir el impacto de este tipo de contaminantes en las aguas
de nuestros ríos. No obstante, son los desechos de origen industrial
constituyen el mayor peligro para el medio fluvial. Otro grave problema que
afecta a los ríos es el encauzamiento y dragado de los lechos fluviales, transformado
una corriente acuática natural en simples canales artificiales, que permiten
pocas posibilidades de supervivencia tanto a la flora como a la fauna locales. Por
último, la destrucción de las riberas a causa de la progresiva ocupación de las mismas por parte de
los distintos cultivos, es otro de los habituales ataques que deben soportar nuestros
ríos.
Ahora que los temas medioambientales están en
boca de todos, creo llegado el momento de preguntarnos:
¿Qué estamos haciendo con nuestros ríos? ¿Que
estamos haciendo para salvarlos?
¡Debemos hacer algo antes de que sea
demasiado tarde!
Genial entrada de blog, Vicente! Y cuánta razón....
ResponderEliminarMil gracias por tu comentario. Esto me anima a seguir adelante mucho mas de lo que te imaginas.
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