Contra la sumisión y la resignación
Pocas situaciones pueden llegar a ser más humillantes y demoledoras para el ser humano que verse obligado a vivir bajo circunstancias que escapen al propio control, sometidos de forma continuada a aquello que los demás decidan en tu nombre.
Pocas situaciones pueden llegar a ser más humillantes y demoledoras para el ser humano que verse obligado a vivir bajo circunstancias que escapen al propio control, sometidos de forma continuada a aquello que los demás decidan en tu nombre.
El mayor peligro de aceptar esta situación de
sumisión es que llegue a convertirse en costumbre, en una forma de resignación,
de incapacidad para luchar por nuestros derechos y así salir adelante y
solucionar los problemas que puedan estar afectando a nuestra vida, a nuestro
día a día. Una resignación, que poco a poco, como un veneno paralizante se va
filtrando en nuestra conciencia sin que apenas lleguemos a percibirlo, hasta
que sea tal vez, demasiado tarde para reaccionar.
Hay que luchar y defender con
uñas y dientes nuestro derecho a ser nosotros y únicamente nosotros quienes
tengamos el control de nuestras vidas, incluso aunque en determinadas
circunstancias lleguemos a pensar que ya no merece la pena vivirla. La vida es
lo más valioso que posee el ser humano y nunca debemos olvidarlo por que eso
supondría tirar la toalla y renunciar a ella.
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