NIEVE

Que curioso me parece que los cristales de hielo que forman la nieve y son miles, millones de miles de cristales de agua congelada, sean todos distintos y sin embargo, caiga la nieve donde caiga, en el norte, en el sur, este u oeste y en cualquier mes del año, el aspecto, por lo menos el visual es el mismo, LA NIEVE SIEMPRE ES BLANCA.
Blanca, fría, húmeda, y yo personalmente diría preciosa. Esto que digo, quizá sea porque vivo no solo en España, además de vivir en este país vivo en Madrid capital, donde cada año por lo que voy viendo nieva menos y eso si nieva. Mis recuerdos de cuando era un niño no son inmensas nevadas que dejaban la ciudad aislada durante días, eran nevadas que simplemente cubrían el suelo de blanco dos o tres días que nos permitían en vez de ir al cole, por lo menos uno de esos días disfrutarlo yendo a jugar con esa nieve recién caída que era curioso y divertido. Tengo que reconocer que quizá lo que más ilusión me hacía, era mirar al cielo por la ventana de casa, ver esas nubes tan grises, tan uniformes antes de que esas nubes empezaran a descargarse de su peso y cuando lo hacían, jope, que excitación ver cómo poco a poco iban cayendo esos pedacitos de agua helada que parecían trocitos de una hoja de papel, y que poco a poca iban cubriendo el suelo, los árboles, los coches y a la gente que en esos momentos estaba al aire libre. Qué sensación.
Cuando hoy en día vuelvo a estar en situación de poder ver como empieza a nevar, siento la misma excitación que cuando era niño y creo que esa sensación la tendré siempre.