22 de enero de 2021

Aberraciones varias

La campaña de vacunación ha sido estructurada según un plan sanitario que, se supone, ha sido elaborado evaluando los riesgos a los que se exponen diversos colectivos. En ese calendario no se considera a las personas sin hogar a pesar del riesgo sanitario al que se ven expuestas a diario por la indefensión a la que se ven sometidas.

La insalubridad que transitan estas personas, por las condiciones no solo insultantes sino además infrahumanas, en su supervivencia cotidiana encuentra una tajante respuesta si ponemos en google: recursos públicos para personas sin hogar. Después de recorrer más de treinta paginas en el citado buscador se hace evidente el desprecio institucional por estas personas ya que solo aparecen  opciones superficiales o caritativas.

Una cama y un líquido caliente por la mañana, antes de volver a la errancia de la calle, se parece más a una condena en firme que a una solución que considere esa realidad. Parte de ese insulto es también eso que llaman renta mínima de inserción, ya que como las mismas palabras denuncian no sirve ni siquiera para una reinserción mínima puesto que su monto se parece más a una miserable limosna que a una seria consideración de las necesidades básicas de un ser humano.

Hace unos años nos fue impuesta, por un partido que curiosamente se llama a si mismo popular y que en aquel entonces era liderado por un sujeto afectado por una logorrea aguda que ningún logopeda logro curar, la ley que conocemos por el nombre de ley mordaza – que este gobierno que se llama a si mismo progresista aún no ha encontrado la inspiración suficiente para derogar --, en uno de sus contenidos esta ley sostiene , y legaliza, que una persona que pernocte en un banco público puede ser multada con trescientos euros, fundamentando esta sanción en que ese hecho constituye deslucimiento de mobiliario urbano, según el contenido ideológico de la ley en cuestión pareciera que en este caso deslucir significa ensuciar.

Ninguna representación política incluye en sus programas opciones sociales para resolver la crueldad a la que se ve sometida una persona cuando se ve desprovista de todo, inclusive de sí misma, transformándose así en la más diminuta expresión de lo que por derecho debería ser su vida, en cuanto a las opciones caritativas son en el fondo tan estériles que solo sirven para alimentar el ego de quien las sustenta.

Por suerte, por decirlo de alguna manera, existen iniciativas privadas cuya fundamental razón de ser es el respeto por lo humano, empeñadas en enfoques que encaminan sus tareas hacia la recuperación del respeto por sí mismo, a través de la reconstrucción de realidades que vuelvan a albergar al sujeto en su ámbito más profundamente necesario, volver a capitalizar su dignidad como elemento imprescindible para su desarrollo más íntimo.

Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a esas personas ya que durante tres años cinco meses y veintisiete días no solamente trazaron el camino de mi retorno sino que además me pusieron a salvo de las asquerosidades del estado.

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