15 de junio de 2017

MANCHESTER



En el lamentable atentado de Manchester, la prensa y parte de la sociedad británica mostraron su particular hipocresía, amplios titulares y copiosos artículos para referirse a dos personas que colaboraron en la evacuación y protección de quienes huían acosados por el pánico,

Lamentable es también la moral del discurso social y la dialéctica que genera, ya que la heroicidad que se atribuye a estas dos personas no es tanto por su colaboración, sino porque estas personas son mendigos, personas que sobreviven en la calle, es decir personas tan acosadas por el sistema que se ven reducidas a la mendicidad como modo de vida,

Lo más insultante no es que la sociedad se sorprenda al constatar el civismo de estas personas, lo más insultante es ver el trato que les ha dispensado la sociedad al organizar una colecta para darles, por un día, una limosna mayúscula, al fin y al cabo  no son más que marginales, o como se dice ahora, personas en exclusión social,
Y están tan excluidos que poco a poco quedan excluidos hasta del lenguaje, dejan de ser considerados como personas y pasan a ser, exclusivamente, homeless,

La caridad no erradica ni soluciona ningún problema estructural, una sociedad democrática no puede permitirse abandonar a parte de su ciudadanía sin descalificarse,
Pero bueno estas cosas pasan lejos de aquí,
El 28,8 por ciento de la población de la Comunidad de Madrid vive en la pobreza ¿hay manera de desactivar la decisión política que conduce a la miseria?


Durruti

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