22 de junio de 2017

ITINERARIOS 2, Leticia y Felipe


No fue el frio lo que la despertó esa mañana de mediados de diciembre, se asustó al ver la cabeza de Bimbo a escasos centímetros de su cara, Bimbo era el perro de Paco, un veterano en las lides de la calle,

Con los ojos ya bien abiertos entendió que lo que agitaba al animal era una rata husmeando la mochila que usaba de almohada, y de paso prevenir robos, el grito y las patadas a los cartones despertaron a Felipe,
Bajo los arcos que circundan la Plaza Mayor pasan las noches mujeres y hombres que bajo los cartones se ocultan de sí mismos, para poder dormir, se evaden  de la condena que arrastran a todas horas por todas partes, y tratan de construir aquello que les es denegado a lo largo del día, algunos instantes de intimidad, al fin algunos instantes en los que cada cual encuentra la manera de estar a solas consigo mismo, eso sí, entre cartones,

Produce un cierto alivio pasar del horror de la calle a unos instantes a solas con tu naturaleza, recién entonces, puedes dormir,
Guardaron los sacos de dormir y se cargaron las mochilas y el bolso y empezaron a caminar hacia la Gran Vía para después seguir hasta Alonso Martínez y llegar al comedor para, previa cola y entrega de números, desayunar, cada mañana Leticia tenia de aquello la misma visión, el recuerdo de una novela leída en la adolescencia, Los Miserables, aquella cola de tanta gente desamparada y sin derechos a ser ellos mismos, condenados a ser llamados por el sistema excluidos sociales, la llevaba siempre al mismo escenario de la novela, la Corte de los Milagros,

…….bueno vamos, dijo Felipe tras terminar el café con leche,
…….que si no llegaremos tarde,
…….no, no vamos, contesto Leticia,
…….cómo que no vamos, qué estás diciendo, tienes hora con tu ginecóloga dentro de cuarenta minutos, y tenemos el tiempo justo hasta allí,
…….no, no vamos, y no vamos porque me veo incapaz de soportar la vergüenza de lo que soy en este momento, no tengo tiempo de darme una ducha en ninguna parte, llevo tres días sin poder cambiarme de ropa porque toda nuestra ropa está sucia, no quiero ser esa persona ante nadie, ni siquiera yo me soporto,

Por la tarde, camino de vuelta a la Plaza Mayor Felipe miraba sin ser visto a su compañera, recordó que a veces pasaban días sin besarse, alejados entre ellos como de ellos mismos,


Durruti  

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