Si eso fuera así, seria una buena forma de controlar el maltrato a nuestros mayores.
En abril de 2019 saltaron a la luz pública imágenes de trabajadores de la residencia Los Nogales de Hortaleza (Madrid) que delataban el maltrato a dos mujeres del centro.
Las escenas mostraban cómo se dan bofetadas a una residente, la pellizcan el pecho a la otra, y llegan a restregarle un pañal en la cara.
Según parece el maltrato es menudo ejercido en residencias de ancianos y centros de larga duración. Los actos vejatorios en las residencias podían consistir en dejar al mayor con la ropa sucia, darles menos dosis de medicación o privarles de la misma, agresiones físicas y psicológicas.
Y pregunto, ¿si estas personas mayores pagan con su pensión, muchas sobre todo las públicas, no tienen derecho a que se les trate lo mejor posible ?.
Una persona mayor ha contribuido toda una vida a la lucha por sobrevivir en un mundo lleno de peligros para la propia humanidad, se ha preocupado por la familia, no es lógico que después se les de de lado.
El abandono de uno mismo ocurre cuando un adulto mayor no puede o se niega a obtener para sí mismo alimentos, agua, ropa, refugio, higiene personal y medicamentos adecuados y se niega a tomar medidas de seguridad o no puede hacerlo.
Se les suele pegar, golpear, dar empujones o empollones, sacudir, abofetear, pellizcar, ahogar o quemar, alimentar a la fuerza, entre otras maneras de maltrato.
También el uso ilegal de los fondos, las propiedades o los bienes de una persona, como falsificar la firma de la persona y robarle dinero o sus pertenencias, o engañar a una persona mayor para que firme documentos mediante se transfieren fondos, propiedades o bienes.
No nos engañemos esto no solo se produce en las residencias, también se producen en el ámbito familiar, lo que pasa es que se ve menos, al estar mas oculto ya que el anciano no puede salir a la calle.
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