Pirámides de hierro, separadores, es el nuevo mobiliario urbano, todo para que los sin techo no duerman, según dicen, al lado de los comercios.
Bancos que se han convertido en sillas, pivotes para que no se acerquen a las casas, pinchos en zonas que se usaban como asientos o incluso debajo de los puentes, bordillos llenos de piedra, todo eso es el decorado para ser incómodo.
Volvemos a la los tiempos de la Esperanza, que por bonita no tiene más que el nombre, puso bancos en las marquesinas de los autobuses con separadores para que nadie se pudiera tumbar.
También la era del Gallardón, cambiando los bancos de madera por unos de piedra, ya se le conocía el señor pica piedra, por eso y por Madrid Rio, que ya se lo llevó crudo.
Ahora el nuevo Ayuntamiento le da por poner pirámides de hierro y conos de plásticos, para que los sin techo no hagan noche y no puedan dejar sus cosas.
Bueno si tanto les molestan, que hagan más sitios para ellos, hay muchos solares vacíos y viviendas libres, en lugar de desahuciar a los okupas del Patio Maravillas, y la Ingobernable, que ha pasado a manos de una asociación cultural judía.
Que casualmente la regenta nuestro amigo Gallardón, por un contrato por 50 años. Así todo queda en casa, faltaría más. No como algunos que están ocupando por la cara, eso dice el señor alcaide.
No debemos engañarnos, todo esos cambios en la arquitectura no responden a nada relacionado con la modernidad, sino a una terrible falta de empatía.
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