26 de febrero de 2020

Las relaciones

    Vivir es relacionarse. Tengo amigos, una pareja, una familia... Una compañía, no estoy solo. ¿Tener relaciones con la gente nos da siempre alegría ?

    La soledad, las ganas de dar y recibir de la gente, el deseo de hablar nos hacen buscar compañía. Las circunstancias de la vida también a veces nos hacen relacionarnos con la gente. Por ejemplo, vivir en un centro de acogida, ya sea albergues o pisos, nos hace convivir con gente. ¿Pero siempre se nos hace fácil la convivencia en estos recursos o en la vida en general?

    Convivir en cualquier sitio que sea no es siempre agradable. Nos podemos hacer relaciones nuevas, amistades como enemistades. La variedad de la sociedad hace que haya todo tipo de gente, amable, conflictiva, honesta, deshonesta.

    Por eso vivir en los recursos como albergues o pisos de acogida tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En estos sitios, lo primero que disfrutamos es tener un lugar para dormir, asearse y poder seguir adelante en la vida. Pero hay que compartir con gente de distintas culturas, creencias y todo. Así con tantas diferencias podemos llevarnos bien con unos o distanciarnos con otros. Eso hace que se entienda decir a veces este me cae bien o no me gusta esta persona.

    Este problema no se limita solamente a la convivencia entre usuarios, sino también entre usuarios y responsables de los recursos. Depende de cada responsable, algunos tratan bien a los usuarios y otros por intereses personales o otras razones les tratan mal. Tienes a una educadora que quiera ligar contigo, te das cuenta y te cierras, entonces ella lo toma mal y te empieza a putear la vida.

    Uno da más que recibe, otro no consigue hacerse entender, otro es envidioso, otro se cree más listo y quiere siempre aprovecharse de los de más. Todo este conjunto hace que la relación humana sea un poco complicada.

   ¿Entonces mejor estar solo que mal acompañado o mejor una mala compañía que la soledad? La lengua y los dientes conviven en la boca y a veces los dientes muerden a la lengua pero eso no impide que sigan conviviendo. La paciencia y el perdón son las actitudes a tener para poder convivir porque al final todo tiene un fin, cada alma conocerá a la muerte.




 
 

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