13 de noviembre de 2014

REALITIS

     Hay realitis para todos los gustos, para buscar pareja desnudos, para ligar con descerebrados, de supervivencia, de aventuras, de cocina, de música, etc. Y luego el que es para mi el realiti por excelencia,  el de convivencia. Los realitis tienen mala prensa, hay algunos que la verdad son una basura, pero lo que no puede negar nadie, es que son un reflejo de nuestra sociedad.

     Yo suelo ver el primer capítulo de algunos programas de la tele, para ver de que van, estoy enganchada a los de cocina como Máster-Chef y Top-Chef. Pero tengo que reconocer que sigo viendo Gran Hermano después de quince años. Es una muestra de como funciona nuestra sociedad, o de como funciona una parte de ella, la que cubre el perfil del casting que toque porque cambian la tipología de año en año, pero no deja de ser un reflejo de la realidad. Por mucho que digan que esta guionizado, no se puede guionizar las reacciones de la gente, solo se puede intentar dirigir en una dirección por medio de las pruebas o de algún tipo de fiesta determinado, y eso no suele salir como se pretende, que es lo mas divertido de la historia.

     El primer capitulo de Adán y Eva, mostró qué nivel de incultura tenemos actualmente en este país. Una chica joven no solo no sabia que el Manzanares era un río, sino que llegó a decir que si la Alhambra era alguna alambrada especial. Pero eso no fue lo que escandalizó a la gente, lo que los escandalizó fue que fueran desnudos, cosa que a los cinco segundos de ver el programa deja de tener importancia.

    Lo que no se puede negar es el enorme éxito que tienen estos programas, la primera final de Gran Hermano congregó a nueve millones de personas y la de Operación Triunfo a trece. Esto nos debería llevar a pensar qué es lo que ocurre, para que nos fascine tanto ver cómo convive un grupo de personas encerrados en una casa, o cómo compiten en distintas disciplinas mientras ves el esfuerzo que tienen que realizar para conseguirlo. Pienso que es la venganza del telespectador, harto de que en su vida cotidiana le joroben por todos lados. Está bien ver como machacan a los concursantes de los realitis, y poder criticarles como se hacia antiguamente en los corrillos de vecinas,  que para eso cobran una pasta.  
    

            

         

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