19 de enero de 2017

El pato y Donald


                   
Como todos sabemos Donald era un pato de la época del blanco y negro, por alguna misteriosa razón o quizás por ser asexuado, carecía de prole pero la moral de su creador le fabrico tres sobrinos para darle al relato una visión familiar, también tenía una pareja, evidentemente asexuada como él, que portaba en el rostro ese rictus de anorgásmica que se ha empotrado, desde los tiempos de los tiempos, en el rostro de nuestra última catedrática en fobias urbanas.

Make America great again es la apología de aquella América omnipotente y omnipresente, y Trump es, como cualquier infección epidérmica, la parte amarilla del grano, la parte visible, volviendo a poner en el escenario al nazionalismo, apelando a lo más rancio de la condición humana, la ignorancia.

Ganar las elecciones, en parte, gracias al manoseo del Big Data por parte de los muchachos de Vladimir augura un entendimiento entre las dos súper potencias armamentísticas, la gran pregunta es cuándo las armas del mundo están en manos de dos psicóticos: ¿Dónde esconderse? No hay donde esconderse cuando dos desequilibrados gestionan sus disensos fálicos acariciando el botón nuclear.

Donald se propone impulsar la industria armamentística americana como nunca antes, el principal propósito de la fabricación de armas es venderlas, y para ello son necesarias guerras.

Vladimir y Donald, además del escenario internacional, también tienen algunos planes de política interna relativos a colectivos que están en la mira de un arma muy particular, el poder.

 Los exabruptos de Donald deben ser tomados muy en serio, es un juguete en manos de si mismo, Vladimir brilla por lo siniestro, hoy han publicado los medios de comunicación que en Rusia ya no es delito pegar a una mujer, siempre y cuando no sea más de una vez al año, mueren en aquel país, por violencia de género, 17.000 mujeres al año.
Un millonario es básicamente un delincuente ético al acumular su fortuna hurtando a sus trabajadores el valor agregado que produce la plusvalía, y ya sabemos la metamorfosis que produce el ansia de capital, cabe preguntarse qué pensaría Isidoro del mayordomo de Carlos Slim al verlo masajear la dermis del anciano con crema hidratante.

Ese tal Trump, a quien nadie esperaba ya está entre nosotros, aviso a navegantes y sálvese quien pueda, por mi parte solo estas palabras: fuck you mister president.

                                                            Durruti


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, que pena que el pato Donald fuera mi personaje favorito....

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