El primer consejo de ministros de este año aprobó la modificación de la Ley de montes del 2003, esta ley prohibía durante 30 años el cambio del uso de los terrenos quemados. Recuerdo que cuando paso esto pensé que este año nos íbamos a hartar de fuegos. Vamos a quemar el monte que el gobierno nos facilita el trabajo para que podamos construir urbanizaciones.
El pasado martes, viendo un telediario me quede verdaderamente pasmada por la falta de límites que tiene la estupidez humana. A parte de los incendios fortuitos que se pueden producir, lógicamente, por la terrible ola de calor que estamos sufriendo, están los otros los que son producto de la estupidez, la barbarie, la incultura y la avaricia. Solo en Galicia se habían producido 15 incendios desde el fin de semana. Salio un paisano en la pantalla diciendo "por la noche el monte no arde solo", porque vaya casualidad, todos los incendios empezaban por la noche, y muchos con varios focos a la vez, con alevosía y nocturnidad, vamos para salir pitando y que no te cojan. Pero no es solo Galicia, la cantidad de hectáreas de monte que se están quemando es impresionante.
Para colmo de males, las brigadas de refuerzo de los incendios forestales están en huelga, con toda la razón. A parte de cobrar un sueldo de mierda no se les reconoce la categoría de bomberos forestales. Cuando su actividad laboral es esa, la de bregar con los incendios que se producen en el monte, y sobre todo los que producen en el monte todos esos a los que se les ha abierto la veda.
País, que decía Forges.
País, que decía Forges.
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