15 de febrero de 2022

Flexibilidad laboral y empleabilidad


EMPLEO EN LA ERA SMART

La idea de escribir acerca del trabajo y la tecnología en tiempos actuales, surge por la inquietud y la curiosidad de visualizar, y en cierta forma proyectar los cambios y transformaciones profundas que se dan en la vida cotidiana de las personas y grupos. En este caso el trabajo.

El trabajo es una de las dimensiones centrales e importantísima en la que gira la vida cotidiana de las personas. Por lo tanto, el trabajo tradicional al que la mayoría de las personas se ha familiarizado, está cambiando, debido principalmente a las nuevas formas de producir, consumir, distribuir e intercambiar los recursos disponibles y potenciales dirigidos a la satisfacción de las necesidades humanas (tanto primarias como secundarias). Lo que conlleva necesariamente a cambios estructurales(Sociedad) y funcionales(Miembros). Todo aquello, debido principalmente a la globalización de la economía, el libre mercado y los de avances científicos y tecnológicos de las últimas décadas, entre otros factores importantes e influyentes.

El éxito evolutivo de la especie humana, se debió entre otras causas a la acción social coordinada para realizar actividades vitales (proveer alimentos, protección, resguardo, etc.), es decir, que los seres humanos comenzaron a trabajar estratégicamente y a la vez colectivamente para satisfacer las necesidades básicas en principio, como también, las necesidades secundarias después (espirituales, sociales, culturales, etc.) Entonces vemos que el agrupamiento y convivencia y, por ende, la actividad productiva entre humanos exigió pautas normativas (jurídicas – legales) y reglas sociales para operar. Desde ese momento, las sociedades humanas se constituyeron y se dividieron en estratos sociales asignando roles y funciones a cada miembro, respecto a su grupo de referencia o de pertenencia, según la posición que ocupa dentro del sistema social. Siendo el estado, sociedad y la familia los principales agentes socializadores que preparan a las nuevas generaciones en las tareas propias de posición (garantizando de esa manera mantener y reproducir las forma de conducirse como sociedad).

La producción es una de las actividades esenciales del hombre, porque solo a través de ella, logra transformar los recursos en productos y servicios. Pero este proceso es parte de otros 3 componentes a saber: 1) Consumo (para vivir se consume (gasto sin retorno), para producir también (coste con retorno), 2) Distribución (según la posición que ocupas en el sistema social, más lo que aportas a la cadena de producción, retornara en forma de remuneración y/o ganancias) 3) Intercambio (toda producción genera excedente y demanda insumos y materias primas), puesto que todo excedente que no se consume, él mismo se debe transformar en valores que puedan comercializar por los faltantes requeridos para la etapa productiva. Viéndolo así, la economía es un sistema cíclico que se renueva constantemente. Pues bien, los procesos antes descritos definieron y definen las relaciones del trabajo entre los hombres y, como es un sistema, el mismo debe estar jerárquicamente estructurado y expresar una dinámica funcional. Están los que dirigen y los que ejecutan, entre ambos hay otra subclase (mandos medios que comunican y articulan operacional e instrumentalmente a la dirigencia, con la base), según el nivel y grado de valores en juegos, se configuran la jerarquía (el inversor – empresario aporta el capital financiero a propio riesgo, por lo tanto, él es el decisor máximo, generalmente delega las funciones a profesionales de las ciencias empresariales y se asesora con especialistas del áreas y rubro de incursión). La cúpula dirigencial es responsable de garantizar la existencia, desarrollo, crecimiento y expansión del modelo de negocio, generando rentabilidad, ganancia, renovación y sostenimiento en el tiempo, (se parte del principio a mayor responsabilidad, mayor autoridad y mejores condiciones retributivas). En el caso de los mandos medios, estos generalmente son profesionales o técnicos superiores, actúan desempeñando funciones específicas como también tareas burocráticas ejecutivas (administradores - supervisores de 1º y 2º línea) y reciben una remuneración acorde al mercado laboral, y con algunas condiciones ventajosas. Finalmente, llegamos a la base trabajadora. La misma se escalona, según el nivel de formación laboral alcanzado, los cursos y programas de actualización del empleo que hayan realizado. Siendo la continuidad laboral y la experiencia factores que se valoran positivamente, sin embargo, la misma entra en contradicción con la edad y el género que actúan simultáneamente como factores de integración y segregación.

Aquí hemos expuesto a la población trabajadora como sujetos preparados para ejecutar la actividad productiva, sin embargo, una parte significativa de los trabajadores de clase popular no se profesionaliza por varias razones, entre las que se cuenta. Los costos de la profesionalización (que aún es visto como gasto, antes que inversión), la necesidad de ingresos desde temprana edad para aliviar la carga económica de su constelación familiar, o sin posibilidades reales y concretas para acceder a una educación de calidad y con mayores oportunidades de empleo. Y, sobre todo, por considerar al mundo del trabajo como un sistema simple, solo como una fuente generadora de dinero destinado y ajustado a una economía doméstica, con relación a la clase media trabajadora y profesional. La misma presenta algún grado de conocimiento acerca de cómo se administra y gestiona actualmente el capital humano, es decir, la flexibilidad laboral conjugado con la empleabilidad con el propósito de lograr ascender dentro de la jerarquía social (valores agregados: patrimonio, prestigio y distinción). Compárese estos segmentos sociales con algún representante del mundo empresarial que tiene una visión de economía corporativa, cuyo fin último es el lucro mediante el crecimiento del capital y la acumulación de riquezas, y que también es poseedor de otros capitales (social-político, cultural-simbólico).

Hasta aquí hemos hablado del hombre y sus relaciones con el trabajo, que la actividad laboral que desarrolla aporta valor a la cadena productiva, como también crea valor para la organización y para sí mismo (plus valor). No se ha considerado el mercado, ni la tecnología, ni otros factores. Pues bien comencemos:

El mercado es un espacio real o virtual donde convergen grupos que demandan y ofertan objetos de producción, y que se regulan a través de las transacciones económicas, es el ámbito donde el ciclo productivo y sus participantes y entornos nace, vive y perece. Sin mercado no podría haber intercambio (es el lugar donde se expresan las necesidades, demandas y deseos de personas y colectivos). Respecto a la tecnología, lo podemos concebir como el potencial humano de crear diversos mediadores técnicos e instrumentales que se emplean para intervenir en el cosmos, la naturaleza, la sociedad y la cultura con el propósito de satisfacer las necesidades básicas y secundaria de las personas y grupos.

Entonces, la pregunta que necesita ser respondida es:

¿Qué hace diferente el empleo tradicional, con el empleo en la era Smart? 

El trabajo en la era Smart exige a las personas dar lo mejor de ellas para alcanzar el éxito y la excelencia.

1ª De lo concreto – material, a lo abstracto virtual (de lo que veo y conozco, pasando por lo imaginable o posible y sorprendiendo con la creatividad de lo nunca visto)

2ª Del sacrificio físico al esfuerzo intelectual (liberación de tareas esclavizantes y rutinarias - el pensamiento tiene más valor que la fuerza física, para desprenderse del trabajo duro existe la automatización de procesos).

3ª Del trabajo con artefactos mecánicos silenciosos y limitados, al trabajo automatizado y con ordenadores, redes, equipos y software con inteligencia artificial, en interacción continua con mis semejantes y el entorno

Por lo tanto, el pensar (fines) es más valioso que el tener (medio).

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