En las escuelas franquistas nos enseñaron que había que
aceptar el hecho, de que las niñas con las niñas y los niños con los niños.
Eso quiere decir que en los colegios públicos y sobre todo en los internados
ellas a un lado y ellos a otro, eso con las enseñanzas no faltaba más de la
Iglesia católica fomentando en gran medida el machismo en nuestra sociedad. Así
que para poder arreglar algo en el tema de género, habría empezar por la
educación en las escuelas.
En esta sociedad capitalista
la mujer siempre ha tenido las de perder, antes a la chachas se las
pagaba cuando querían y a veces ni se las daba de alta en la seguridad social,
claro que estas mujeres venían del ámbito rural.
Tenemos los ejemplos de que las mujeres cobran menos que los
hombres, haciendo el mismo trabajo y así como todo lo demás, todo relacionado
con el consumo femenino es más caro que el masculino. Y por si fuera poco se
tienen que hacer cargo de todo lo relacionado con el sistema familiar.
Por todo eso no es extraño que en una sociedad machista sea
vejada en todos los sentidos: sexo, formas de vestir y comportamientos siempre
criticados por los hombres.
Los hombres somos muy machos cuando nos referimos al hecho de tener relaciones sexuales, nos
enseñaron que antes de relaciones con tu pareja, ya tienes que tener
experiencia y cuanta más mejor, así eres más macho.
Por el contrario las mujeres no: si tienen alguna aventura
se las consideran putas. Antes con la dictadura debían de llegar al matrimonio
virgen, de ahí eso de "que algo habrá hecho" o "la maté porque era mía".
Por todo eso y más lleva a las mujeres a tener relaciones
con parejas que a lo mejor ni quieren, pero dadas las circunstancias se acoplan
al sistema, y eso a veces da lugar a la violencia de género. NOS FALTA
EDUCACIÓN.
He leído en el diario 20 minutos, que una psicóloga explica
que las mujeres pasan por un proceso de "indefensión aprendida" a lo largo de
toda su vida. Es decir, sufren una serie de pequeñas circunstancias que las
sucede a diario, como ser perseguidas por la calle o recibir comentarios
obscenos, insultos y tocamientos sin su permiso y consentimiento. Y
aprenden que no pueden luchar contra
todos esos casos, porque no sirve para nada ya que continúan sucediendo.
Según las estadísticas las personas sin hogar reflejan que son mayoría los hombres que
están en la calle, es decir los sin techo, pero también hay que decir que las
instituciones están hechas para hombres. Por lo cual las estadísticas de las
mujeres sin hogar son menores.
Por su condición de mujer y evitar tanta vejación y abusos
sexuales, se conforman con vivir de cuidados de otras personas e incluso de
protección masculina, para no estar en la calle y padecer dichos trastornos que
en general acaban con trastornos psicológicos de gran envergadura.
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