22 de abril de 2016

CATALUNYA Y LA CUESTION DEL ESTADO ESPAÑOL

La mayoría de la clase política española actual no encuentra la manera de hacer adecuadamente su trabajo, por lo cual en cualquier empleo serian despedidos. Los políticos están tan sujetos a cumplir con sus ademanes narcisistas que terminan ridiculizados por su propio discurso, en ese estado esta el estado, ese tótem que tantos invocan para enmascarar su intolerancia, su fanatismo o su patriotismo.

Alguna vez el estado tendría que explicar la razón por la cual tantos políticos se han acostumbrado tanto a los privilegios que sostiene el dinero publico, pero claro esas explicaciones tendrían que darlas los políticos, que son la corte del siglo actual. El estado jerarquiza al sujeto creando organigramas en los que la obediencia es la ley primera y sagrada. En el estado español viven en estos momentos 800.000 personas que por no haber nacido en este territorio se han visto calificadas como ilegales, una de las tantas consecuencias de esta perversión legal que han de soportar es la denegación del acceso a la salud. El estado español, como todos los estados, es victima de la arrogancia, que a veces linda con lo criminal, de sus decisiones políticas. Eso sucede cuando la ley esta sometida al poder político así como el poder político esta sometido al poder financiero, al final todo se transforma en cifras y el colectivo ha de soportar en carne viva las interpretaciones onanistas que nos ofrecen desde el decorado del estado sus actores, los políticos, a eso le llaman macroeconomia. Un gran sector de la clase política Española sostiene su conservadurismo en un texto del siglo pasado marcado a fuego por la dictadura, la imposición de un monarca es casi insignificante comparada con la carga ideológica y cultural que legaron el autoritarismo y el terror, el terror del estado. El estado español desatiende por decisión propia, es decir ideológica, incontables necesidades de los ciudadanos, decide de qué privarlos, El estado español mientras se mira el ombligo contempla con cinismo como el treinta por ciento de niños no tiene acceso a una alimentación adecuada a sus necesidades.

Pero claro el estado contempla desde el poder los fenómenos sociales y legitimiza sus abusos dictando leyes, es verdad que esto ya no es la edad media, pero a menudo se la parece. Abusar de la constitución del 78 para disimular incapacidades de dialogo es propio de los autoritarios, los de derechas y los de izquierdas, es parte de la patología legada por el franquismo y que sigue sostenida por millones de votos en la actualidad. Podría seguir citando los ejemplos y las anécdotas que todos conocemos de sobra, podría seguir citando la impudicia del estado español, todos los días miles y miles de personas soportamos sus atropellos y vemos con dolor como el estado va a misa para ser exculpado. En la llamada cuestión catalana, el estado español ni esta ni se le espera, no tiene competencias éticas, así como tampoco intelectuales para inmiscuirse en una decisión que no le incumbe, y que tome nota, a ver si un día comprende que el desorden, es el orden menos el poder.

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