26 de marzo de 2015

!!!Sorpresa!!! Mi otro yo está comprando…


A las 8 de la tarde suena mi teléfono móvil, un mensaje solicita clave de autorización de pago con mi tarjeta de debito por importe de 24 euros en BLABLACAR. Mientras le estoy leyendo, entran otros tres mensajes solicitando clave de autorización de otras compras distintas.
!!!Sorpresa!!! Mi otro yo está comprando…
Al instante llamo al teléfono de atención al cliente del banco que emitió la tarjeta,  informándole de  lo que está sucediendo, a la vez que pido la anulación de la misma. Muy amablemente me solicita información del último movimiento que hubiera realizado, comprobando que con posterioridad al mismo se han cargado dos importes y que el sistema ha denegado un tercero, y que los cuatro mensajes que había  recibido,  no han sido autorizados, procediendo a bloquear en el sistemas cualquier operación referente a mi tarjeta, solicitándome una serie de datos personales,  me indica que me mantenga a la espera.

Pasados unos minutos, se produce la siguiente conversación:
-          Tiene dos cargos en su cuenta que han sido aprobados por el sistema y que tendrá que pasar por su sucursal para que le hagan una copia de los mismos, presente una denuncia y se los reintegren.
-          ¿Me puede decir  a qué corresponden esos cargos?  
-          Si, 2,30 euros a una compra de 2,50$ en COACHUSA-megabus en EEUU y 34,54 euros a una compra de 1.000 HRY en UPR telecom en Kiev.
-          Esas compras no las he realizado…
-          Está claro que no está usted en N.Y., por eso tiene que poner la denuncia
-          ¿Pero cómo es posible que se carguen dos operaciones sin mi autorización?
-          Cada dia atendemos en este servicio unas 2.000 reclamaciones por temas como el suyo, o parecidos.
-          ¿Y se recupera el dinero que roban?
-          En muchos casos, sí, en otros es más complicado.
-          Bien, pues anulen mi tarjeta y…
-          Ya esta cancelada y remitiremos una nuevas, en unos días la tendrá en su domicilio.
-          Muchas Gracias, buenas noches.
A la mañana siguiente, comencé el peregrinar por la entidad bancaria, la comisaria y volver a repetir la misma historia en cada caso, con la certeza que es muy posible que “mi otro yo” vuelva a comprar… tendré que quitarle la tarjeta.


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