9 de abril de 2019

Esclavas



Llamar a la prostitución el oficio más antiguo del mundo es un insulto más a la condición femenina, que oficio es ese que humilla más que ninguna otra palabra a lo más básico de la condición humana, el derecho a ser mujer sin pagar tributo o sometimiento por ello,
Mientras consideremos tolerable, y casi normal, que violar a una mujer mediante pago sea admisible seremos una sociedad mediocre, y repetiremos ese paradigma en todas las manifestaciones de nuestra ideología; para el vulgo masculino la palabra puta habla, además de prostitución, de una descalificación en sí de la mujer en lo más profundo de su esencia, la palabra puta descalifica también el goce femenino ya que se suele aceptar que una mujer que goza de su sexualidad es lisa y llanamente una guarra, vocablo mellizo del termino puta,
La calle Montera, por hablar de nuestro entorno, es uno de los miles de monumentos no solo a la crueldad masculina, sino también de la máxima expresión para denigrar a las mujeres, es evidente que cuando la masculinidad crea, genera y sostiene con su complicidad y pasividad la prostitución de la mujer, está cometiendo un crimen de lesa humanidad,
El consumidor de prostitución y la cultura que lo ampara no solo denigra a la mujer que viola, también legaliza para sí mismo la esclavitud del ser al que dinero mediante somete,
Es evidente que solamente las mujeres podrán erradicar la prostitución ya que la masculinidad no está dispuesta a cambiar el discurso que normaliza la esclavitud,

Durruti

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