27 de agosto de 2015

¿Y YO DE QUE HABLO?

     Vuelta de vacaciones. ¿Y yo de qué hablo?, pues no tengo ni idea. Como siempre, nos reunimos para decidir el tema sobre el que vamos a escribir y empiezan a aparecer temas a cual peor, y una noticia de esas que nunca quieres recibir.

      La violencia desatada que últimamente nos rodea, muertes por violencia de género, palizas por diferencias ideológicas, de sexo, de raza. Las vacaciones de la alcaldesa, que puede hacer con su dinero lo que la de la real gana, hasta ahí podíamos llegar. El señor Rato, que también ha hecho lo que le ha dado la gana con el dinero, pero en este caso con el de los demás. Los emigrantes, esos que a los países del norte de Europa les traían al pairo cuando los del sur les pedían ayuda y solidaridad, ahora llegan en masa al norte, y la señora Merkel decide que hay que repartir emigrantes, y crear un registro especial, flipa.

     ¿Y yo de qué hablo? han sido unos días de nada de vacaciones, en los que he procurado no escuchar las noticias y me encuentro con que la mierda nos llega a las orejas, cuando lo oyes todo de golpe parece que definitivamente estamos volviéndonos locos del todo. Las dosis de violencia que nos rodean no son normales, el problema es que estamos tan acostumbrados a escuchar esas noticias día si y día también que no nos damos cuenta de la locura en la que estamos inmersos últimamente.  

      ¿Y yo de qué hablo? Pues de esa noticia que no quería recibir y de la que no quiero hablar porque todavía no la he digerido. El pasado día 12, por culpa de un cáncer galopante de esos que te pillan despistado, murió Luis, nuestro artista, nuestro compañero. Ya hablaré de él más extensamente en otro momento, ahora no me siento capaz, pero si hubiera estado en la reunión de hoy hubiera jurado contra tirios y troyanos, como siempre.


   

     Que dibujes mucho donde quiera que estés.

1 comentario:

  1. Vaya mazazo de noticia. Cuánto lo siento. Compartí muchos ratos con Luis y los demás blogueros, a los que mando un abrazo.
    Cuando por horarios ya no pude seguir colaborando con el blog, escribí una entrada despidiéndome, en la que hablé un poquito de cada bloguero, y me referí a Luis como el "surrealista" del grupo. Aunque al parecer no le gustó mucho que lo definiera así, yo creo que su forma de ver y expresar la realidad, su realidad, era tan especial que la mitad de las veces se me escapaba y no lograba comprenderle bien. Pero eso mismo le hacía muy especial.
    Descansa en paz, Luis, allá donde estés.

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