No tener casa no significa que no tengas ideas. Yo sigo leyendo, sigo pensando, sigo opinando de política, de economía, de lo que pasa en mi barrio. Pero cuando hablo, muchas veces me miran raro, como si no pudiera saber nada por estar en esta situación.
La libre opinión debería ser para todas las personas. Si a alguien se le quita la posibilidad de ser escuchado, se le quita parte de su dignidad. Y ya bastante cuesta mantenerla en la calle. Escuchar lo que decimos no es un favor, es un derecho
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