La clase política de este país – tengamos muy presente que
es una clase, en su mayoría genuflexa ante la aberración borbónica – nos
insulta a diario, no solamente a través de los privilegios que se otorga a sí
misma, sino también cuando argumenta su posicionamiento en el espectro
político, la clase política, en su mayoría, cada vez tiene más aspecto de
espectro que de representante, es evidente la impudicia de sus argumentaciones,
transitan tanta impunidad que ya no ocultan su prepotencia, construyen una
arquitectura dialéctica que insulta a las palabras y a la ética por igual,
La casta le decían algunos que hoy se esconden de las
preguntas de la prensa,
Estos días están muy presentes en la actualidad los
posicionamientos de las cabezas visibles de las distintas fuerzas políticas, la
lucha por el poder exhibe palabras, actitudes, decisiones, que producen una
profunda vergüenza y asco, su discurso es aún más insultante y peligroso que el
paradigma de goebbles, ellos no necesitan recurrir a la mentira, porque lo que
produce pavor son sus verdades,
A esta altura ya todos sabemos que la monarquía real es el
capital, y no las marionetas que pasean sus coronados uniformes por cualquier
baile de disfraces, prueba de ello los mensajes que recibe la máxima autoridad
judicial para anular su propia sentencia a las 24 horas de ser emitida, y los
motivos por los que se convoca un nuevo pleno,
Según esta lógica no sorprende que tanto el gobierno como
la oposición de derecha y la oposición de izquierda no vean contradicción
alguna en vender armas a un califato medieval, en tanto que esa decisión
permite mantener seis mil puestos de trabajo en los astilleros de Cádiz, y
además claro esa venta y todas las otras traen un dinerito al erario público y
unos cuantos votos a quienes toman esas decisiones,
Señor alcalde de Cádiz, no basta con el gesto de descolgar
el cuadro del borbón y remplazarlo por el retrato de un anarquista generoso, la
política de verdad se hace desde la ética no desde la histeria,
Señor Sánchez fervientemente deseo que algún día comprenda,
que esto de producir dinero y fama electoral a precio de vidas indefensas le
provoque alguna reflexión, porque de no ser así lo asimilaría a un mono con
navaja; no es la población Yemení quien debe proporcionar empleo a las
trabajadoras y trabajadores de los astilleros, eres tu Pedro, y entre otras
cosas para eso te pagan, te estas comportando como el cómplice de un criminal,
Durruti
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