Hace tan solo unas semanas, el día 29 de abril del corriente, la
problemática, cada día más grave y urgente de las personas sin hogar, tuvo
cabida por primera vez en la historia de España, en las sesiones del Congreso
de los Diputados. Un hecho sin precedentes, que esperemos sirva para que se
adopten medidas eficaces, realmente urgentes y necesarias, para prevenir y
solucionar la situación de exclusión de un número cada vez mayor de ciudadanos.
Sin embargo, pese a todo lo que se dijo y se propuso en el
Congreso, una terrible duda, una pregunta aún sin respuesta, no me permite
creerme del todo la noticia: ¿será mera propaganda electoral de cara a las
elecciones europeas del 25 de mayo y las ya cercanas elecciones locales de
2015? o nuestros representantes, finalmente, habrán entendido desde la
comodidad y la seguridad que les da su posición privilegiada en la sociedad,
las necesidades más que urgentes y reales de los sectores más desfavorecidos. ¿Merecen
nuestros representantes, elegidos libremente en las urnas, un voto de
confianza? ¿Cuántos van ya?
Algunos tenemos bastantes dudas, pero quién sabe, igual le han
visto las orejas al lobo, y ante el clamor cada vez mayor de la sociedad ante
su inoperancia y sus privilegios sangrantes, tal vez, se han decidido a actuar.
Esperemos que así sea.
Pero, de ser realidad esta declaración de intenciones, ¿cuáles
serían las medidas a adoptar? ¿Tienen nuestros diputados conocimiento real y de
primera mano de las necesidades más urgentes de este sector de la sociedad? ¿Se va a crear una comisión que permita
llegar a las conclusiones para adoptar las medidas necesarias? ¿Se va a contar
con la opinión de los profesionales en temas sociales o incluso de las personas
directamente afectadas, de las víctimas?
Desde la tribuna que es este blog, no hace falta ir al Congreso de
los Diputados para que se nos oiga, me
gustaría sugerir algunas medidas, que en mi modesta opinión, ayudarían a
solucionar este gravísimo problema, si no completamente (la situación es
demasiado grave como para creer en soluciones milagrosas), sí como un primer
paso importante, un comienzo que hasta ahora se nos había negado a los que
hemos estado en esa dramática situación.
1.- Facilitar, en la medida de lo posible, el acceso a una vivienda digna a las personas en esta situación, mediante medidas concretas que incluyan un mayor número de viviendas disponibles, siempre controlando que las personas que soliciten el acceso a las mismas reúnan los requisitos establecidos por la ley, al objeto de evitar posibles fraudes. Esto debería venir acompañado de una agilización en el proceso de concesión, así como de un seguimiento eficaz de los posibles cambios en las circunstancias económicas, familiares y sociales del beneficiario.
2.- Aumentar el importe de
las ayudas concedidas a las personas en situación de exclusión social -RMI y
RAI- claramente insuficientes a la hora de conseguir una vida digna, un
alojamiento digno y una alimentación adecuada, especialmente en las grandes
ciudades. Esta medida tendría, por otra parte, una influencia positiva en el
funcionamiento de nuestro sistema de atención sanitaria, ya que se evitarían
enfermedades derivadas de la mala alimentación, las deficientes condiciones de
higiene en que apenas sobreviven algunos de los afectados, se evitaría en gran
medida la posibilidad de caer en determinadas adicciones, y por último pero no
menos importante, descendería considerablemente el número de enfermedades
mentales derivadas, cuando no provocadas directamente, por la situación de
estrés a la que se está sometido. Seguro que si se hacen números, las cuentas
salen. Solo hay que tener voluntad y ponerse a ello.
3.- Llegar a los acuerdos necesarios con las administraciones
locales, y a través de ellos con los diferentes consorcios y empresas de
transporte, para que las personas en situación de exclusión, entre las que se
encuentran no sólo las personas sin hogar, tengan acceso gratuito a la red de transportes de, al menos, la Comunidad
Autónoma donde estén empadronados. Esto se podría llevar a cabo mediante la
creación de una especie de tarjeta de transporte destinada a estas personas,
siempre y cuando hayan demostrado la realidad de su situación, (una vez más hay
que intentar evitar el fraude).
4.- Reestructurar desde la
base el funcionamiento del INEM, un organismo a todas luces ineficaz a
la hora de cumplir con los objetivos que teóricamente debería perseguir y
lograr, como es facilitar la obtención de empleo y la realización de cursos
(reales, no ficticios) a las personas sin techo, las personas en situación de
desempleo y por extensión a todo aquel ciudadano que por un motivo u otro, se
encuentre en situación de exclusión social. Tengamos en cuenta que es más que
evidente que el Instituto Nacional de
Empleo no ha sido nunca un instrumento eficaz para que los desempleados se
incorporen al mercado de trabajo. El año pasado, el INEM no alcanzó siquiera
el 3% del total de las contrataciones llevadas a cabo en España, mientras que
las ETT (Empresas de Trabajo Temporal), llegaron hasta el 12,9% y si tenemos en
cuentan que estas últimas no pueden intervenir en los contratos de la Administración
Pública, ni en los del sector de la construcción, eso nos da idea del nivel de
eficacia del INEM: prácticamente nulo.
5.- Realizar campañas
de información eficaces y realistas, dirigidas no solo a las personas en
situación de exclusión, sino a todos los sectores de la sociedad. Nuestros
representantes, nuestros gobernantes, deben tener en cuenta que el modelo de
sociedad a que estábamos acostumbrados se ha mostrado claramente ineficaz y
sobrepasado. Se ha podido comprobar que nos es válido, al menos en una
situación de crisis como la que, por desgracia, aun estamos viviendo, a pesar
de que parece ser que esta vez ya se va viendo el final del túnel. Las ayudas
de tipo económico, como la RMI o la RAI, están muy bien, pero se corre el
riesgo de que los beneficiarios se acomoden a la situación de una forma u otra,
y creedme si os digo que sé muy bien de lo que os hablo. Seguro que habéis
leído o escuchado esta frase más de una vez: "Dale a un hombre un pescado
y comerá un día. Enséñale a pescar, y comerá toda su vida". No digo
más.
Lo anterior me lleva directamente al último
apartado, (creo que ya me estoy extendiendo demasiado).
6.- Hay que revisar las
políticas de prestaciones y ayudas vigentes hasta este momento. El estado
no debe ser el padre protector que todo lo soluciona. Debe facilitar a los
ciudadanos las herramientas necesarias para lograr los objetivos establecidos
en la Constitución Española de 1978, y sólo, cuando estas herramientas se hayan
mostrado ineficaces, pasar a la acción. De lo contrario los ciudadanos
acabaremos convencidos erróneamente de que el Estado tiene la obligación de
solucionar todos nuestros problemas. Y no es así, nuestros problemas debemos
solucionarlos nosotros, con ayuda, sí, pero en primer lugar con nuestro esfuerzo.
Creo que con estas medidas, junto con otras muchas que seguro
pueden salir, con mas conocimiento y sabiduría, de las cabezas pensantes de
nuestro país, (a veces son sólo bustos parlantes, pero en fin), tal vez, solo
tal vez, en un futuro no muy lejano logremos crear una sociedad más justa e
igualitaria para todos y cada uno de nosotros, sin excepción. Confiemos en que
así sea y no sólo hayan sido palabras huecas de cara a la galería, de cara a
las elecciones. No olvidemos ni por un momento que ellos están permanentemente en precampaña,
cuando no directamente en campaña electoral.
Yo quiero ser optimista, pero la verdad, a veces cuesta tanto...
¿Y vosotros?
Muy buen comentario querido Vicente! No está mal lo de segur soñando....Un abrazo y ADELANTE!!!!!!
ResponderEliminarQue alegría me ha dado tu comentario!!! Como ves, sigo al pie del cañón dando guerra. Un abrazo para todos y uno especialmente grande para ti.
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