El día de la fiesta de San Isidro empezó a llegar gente de todo Madrid al centro donde estoy refugiado, para celebrarlo, desde primera hora de la mañana. Tuvimos competiciones de fútbol, dominó, billar, futbolín, etc. También representamos una obra de teatro muy graciosa, cantamos varias canciones compuestas por el equipo, una de ellas exclusiva para el Patrón. Después se hizo una barbacoa y durante toda la tarde hubo cante y baile rodeados de niños.
A mí tanta fiesta y alegría, y tantas actividades, me sirvieron para recordar lo corto que es el camino.
El camino en efecto es muy corto, pero qué largo se hace a veces...
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