La realidad es que siguiendo el curso de mi vida tengo mis reparos, cosas que me hacen sentir que sigo siendo pobre. Hay mucha formas de tener pobreza. Me hubiese gustado tener objetos de lujo: un yate, un reloj de oro, un chalet con todas las comodidades, codearme con la alta sociedad, tener buena influencia, un coche tipo Ferrari... También me hubiese gustado dar una vuelta al mundo, pero la realidad es que para mí es un sueño. Ahora, incluso es un sueño tener un trabajo, una vivienda, un bienestar y comodidades normales como la nevera llena, el armario completo de ropa o conseguir una cita para el médico. Mi conclusión es que voy a seguir soñando...
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