20 de diciembre de 2010

Reflexiones polares

Recordáis? Trabajo en el Centro de Día de Realidades y estamos en plena “Campaña de Frío”. Es decir, para hacer frente al invierno se habilitan camas (o sillas) extras en diferentes localizaciones. Son muy pocas y, en algunos casos, precarias. Cada día nos llega una predicción meteorológica y el otro día pude leer cómo mi coordinador había subrayado con naranja fosforito: “sensación térmica: -10ºC”.

Se me congela el alma al tratar de imaginar ese frío… un frío sin paredes, infinito… un frío sin mantas, sin cobijo… un frío en soledad… un frío que no sabes cuándo podrá acabar…

Se me congela la cabeza cuando tras ese mensaje no hay ninguna alternativa. Un “por eso, hoy habilitamos tal historia, porque una sociedad como la nuestra no permite que nadie muera de frío”. Porque esa información no vale de nada si siguen faltando plazas al menos para estas situaciones que, insisto, son de vida o muerte.

Cuando viene alguien al centro diciendo que fue a intentar dormir en uno de estos recursos de emergencia y le respondieron que no era perfil, no se me congela nada, me hierven las entrañas… Y me viene a la cabeza esa gente que me pregunta que dónde curro y, al contarles lo que hago, siempre responden con un “qué difícil, no?” Pues sí. Pero no por las personas que acuden al centro, como todos prejuzgan. Por la falta de infraestructura que nos imposibilita nuestra labor.

Qué jodido es ponerse en el lugar de otro cuando estas a más de 30ºC de diferencia. Porque cuando bajamos el cierre del centro, yo me voy a mi casa que está caldeadita a más de 20ºC y se me congela la conciencia.



2 comentarios:

  1. Qué buena reflexión, Miren. Sí, se nota que sale de las tripas. Pienso muchas veces en esto del frío (y la lluvia y la nieve y el hielo). Pienso en cómo, cuando uno está casi todo el día caliente, soporta mucho mejor un rato de frío, hasta el extremo de decir: "bueno, no hace tanto frío". Digamos que su cuerpo conserva el calor del hogar y éste le dura el tiempo suficiente para disfrutar incluso de una brisa fresca en el rostro. Pero ¿qué pasa cuando uno no tiene dónde entrar en calor, dónde calentarse el tiempo suficiente para acumular el calor que necesita su organismo? Entonces llega ese frío estructural, que parece hacerse uno con el individuo.

    Confío en que esto que comentas de las infraestructuras se solucione y que este no sea un invierno excesivamente cruel.

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  2. Qué cierto Miren, a mí también me pasa cuando tengo que decir al que llama por teléfono que tenemos todas nuestras plazas de alojamientos ocupadas por un largo tiempo, que en todo caso pueden hacer un apoyo económico y empezar a trabajar desde una pensión, que sabemos es carísima para que la sostenga una persona con RMI (375€ al mes), y te responden que no hay dinero, que es fin de año y el presupuesto ya está gastado, curiosamente cuando más FRÍO hace.
    Ojalá que en unos años podamos contar con más plazas.

    ResponderEliminar

¡Gracias por tu comentario! Aparecerá dentro de poco publicado