Muchas personas sin hogar vivimos condenadas al silencio. Los medios, la burocracia y las instituciones hablan de nosotros, no con nosotros.
Reivisndicar la libre opinión significa romper ese silencio impuesto y abrir espacios donde podamos expresar nuestra realidad sin maquillajes ni intermediarios.
Al poder contar lo que vivimos, lo que dentimos y lo que necesitamos, emergen narrativas que contradicen los estereotipos y devuelven humanidad a lo que la sociedad reduce a cifras.